Nuestro compañero de profesión, Miguel Franco Murcia; redactó este texto sobre la situación actual del deporte escolar en nuestra región y la relación directa del mismo con los maestros y profesores de Educación Física. Un texto muy aclaratorio de la importancia de la gestión y fomento del deporte entre nuestros alumnado.
Recientemente fue publicado el 14 de julio de 2012 en el diario La Opinión de Murcia.
La Ley 2/2000, de 12 de julio, del
Deporte de la Región de Murcia establece la obligatoriedad de garantizar el
acceso de todos los ciudadanos a la práctica del deporte en igualdad de
condiciones y oportunidades, concretando los artículos 11 y 12 de dicha Ley que
en el ámbito escolar este acceso también debe ser propiciado. Durante los
últimos años, ha sido a través del Programa de Deporte en Edad Escolar que
miles de jóvenes murcianos han tomado parte en múltiples actividades
deportivas, permitiendo que durante los sucesivos cursos de Primaria y Secundaria
existiera una vinculación permanente, organizada y necesaria con la actividad
física saludable a través de una amplia oferta que, por citar algunos ejemplos,
ha ido desde el tenis de mesa o el duatlón hasta el voleibol o la orientación
en la naturaleza.
Hablamos de lo que siempre se ha
conocido como Juegos Escolares, el acontecimiento por el que muchos alumnos
preguntan a su maestro o profesor de Educación Física el primer día que llegan
al centro después de las vacaciones y que a lo largo del curso se vive con
mayor ilusión y entusiasmo. Además, para muchos de ellos, ha supuesto la única
oportunidad de tomar parte en actividades deportivas junto a alumnos de otros
centros de su municipio y de toda la Región, ya que el número de jóvenes que
toman parte en deporte federado constituye una minoría que no va en aumento.
Hoy día, más allá de cualquier
tópico, y de la mano de los datos que aporta la comunidad científica, nadie
duda de los beneficios que la práctica de actividad física habitual tiene sobre
todos los ámbitos de la salud, y tampoco de la necesidad de fomentar hábitos
saludables durante la infancia y la adolescencia. Poco puede consolidarse más
tarde si durante estas etapas no se empieza a incorporar a la vida diaria de
los jóvenes.
De todos son conocidos los efectos
negativos que tiene sobre la salud el sedentarismo que poco a poco va ganando
terreno en edades más tempranas: obesidad, diabetes, altos niveles de
colesterol o alta tensión, problemas que siempre se han asociado a personas
adultas y sobre los que la comunidad médica está empezando a alertar por el
alto coste humano y económico que pueden causar a medio y largo plazo. La
obesidad infantil empieza a adquirir características casi epidémicas, llegando
en poblaciones urbanas a porcentajes que hace unos años se antojaban
impensables.
Conviene saber en relación a estos
efectos y a sus posibles soluciones que durante los últimos años, de la mano
siempre de sus maestros y profesores de Educación Física, los escolares
murcianos han llevado a cabo una cantidad de actividad física importante a
través de los Juegos Escolares, que de otra manera hubiera sido imposible
realizar. Desde hace poco más de una década, esta labor que hasta entonces se
había desarrollado del todo de manera desinteresada, empezó a verse levemente
incentivada por la inclusión en los horarios del profesorado de una pequeña
parte del tiempo necesario para organizar y coordinar la participación de cada
uno de los colegios e institutos. Pero la situación está cambiando. En la ola
de recortes que se están aplicando en los servicios públicos más esenciales, la
pérdida de este tiempo se presenta como el principio del final del apoyo y el
estímulo a la participación de los jóvenes en las actividades deportivas
escolares, a lo que se añadiría la progresiva disminución de presupuesto para
el desarrollo del Programa de Deporte en Edad Escolar. En este sentido,
conviene insistir en que es obligación de la Administración garantizar y
proteger el acceso efectivo de los escolares al deporte, y no basta con que la
dirección general de Deportes lance para el próximo curso 2012/2013 una
convocatoria hueca y sin recursos, que impedirá la participación de los alumnos
en actividades saludables al abrigo de un programa en el que tanta ilusión
ponen y tanto bien les hace.
El problema sería menor si hubiera
alternativas igualmente saludables, pero lo que observamos diariamente en las
clases y lo que nos dicen los estudios sobre hábitos en jóvenes en edad escolar
nos hace pensar que seguirá aumentando la ya significativa cantidad de menores
que pasan la mayor parte de su tiempo delante del ordenador o la televisión y
que no acumulan al cabo de la semana ni la mitad de actividad física que sería
deseable. Resulta paradójico, contradictorio e indignante que caminen los
discursos científicos y del sentido común por un lado y el de nuestros gestores
políticos por otro, que se alarme contra los letales efectos de la falta de
actividad física y se reduzca al mismo tiempo el esfuerzo por fomentarla en
edades tempranas. Tenemos que dar a nuestros jóvenes la oportunidad de estar
sanos, ahora y en el futuro, y solo se consigue posibilitando que experimenten
lo que eso significa.
Tal vez no les falte razón a los que
piensan que se trata de un mal muy menor en la difícil situación económica que
atravesamos. Aún así, es necesario transmitir y compartir cuál es la inquietud
que al respecto existe entre muchos educadores, porque aunque durante unos
pocos años sean ´nuestros´ alumnos, más tarde serán ´e todos´, ciudadanos de
una sociedad adulta a la que le interesa que sus miembros se incorporen a ella
tras haber tenido la vivencia de cuáles son las mejores opciones.
El precio que todos estamos pagando
por una crisis larga y cruel no debería también trasladarse a los más jóvenes,
porque precisamente las reducciones en sus posibilidades de formación pueden
hacer en un futuro que vivir de forma crítica se convierta, indeseablemente, en
algo cotidiano.
Si bien La Roja gana, nuestros
juegos deportivos escolares pierden, aunque al frente de ellos está nuestro
medallista olímpico del 92.